Gracias a todos por vuestra mirada.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Un estado especial

Quería esperar para iniciar el nuevo año con un pequeño homenaje a mis tres amores, pero el amor no entiende de esperas. Ustedes me entenderán.

Es un estado especial. Eso seguro. Lo primero que aparece es una sonrisa inmensa, como si no encontrara el límite de las comisuras de los labios. Una sonrisa pegada a la cara de la que no puedes desprenderte. Después aparecen otros síntomas menos poéticos si cabe, pero tan inevitables como sonreír. Los pechos crecen, y da igual si ya son grandes o han sido pequeños siempre. Crecen igualmente. El vientre se redondea y por primera vez te alegras de que la báscula vaya marcando un kilo más por mes. Tus primeros movimientos fueron como tus primeros pasos. Te contaba cuentos y te cantaba nanas, y te llevaba a todos lados conmigo. No podía dejar de acariciarte todo el tiempo y de perseguirte con mis manos, y amarte, amarte desde el principio de los principios. Tanto te amaba que pensé que no podría amar a nadie más. Quería ser toda para ti. Pero entonces, mis pechos volvieron a crecer. Y si tú me descubriste la grandeza del amor, él me descubrió que el amor no tiene límites. Vivir con alguien dentro de tu cuerpo y de tu alma es maravilloso, pero vivir de nuevo la experiencia es la maravilla de las maravillas. No importa cuántos pepinillos tengas que comer, o cuántas veces se te doblen los riñones o tengas que despertar en mitad de la noche. Cada vez es una oportunidad para recordar cuánto amor cabe dentro. Después, fuera ya de la primera cuna, pasado el sueño y pasado el momento de separarnos el uno del otro, llega el día de poder sentir piel con piel, y ahí sabes que ya no habrá ningún cordón umbilical que te pueda volver a separar. Con lo que no contaba es con que la vida me regalara una oportunidad más para soñar. Y ahí estáis los tres, tan dentro y tan fuera de mi. Tan míos y tan vuestros. Sólo espero que la vida os regale la mismas satisfacciones que vosotros me habéis regalado a mi.

viernes, 19 de diciembre de 2008

¡Feliz Navidad!


Queridos amigos:

Llevo varios días pensando una dedicatoria para felicitaros la Navidad. Pero tantos buenos deseos no caben en un trozo de papel. Las palabras a veces se quedan pequeñas ante la grandeza de las emociones. Y yo, quiero deciros que mi emoción es tan grande ante cada una de las palabras que he recibido de vuestra parte que sólo puedo deciros: GRACIAS.
He pedido a los Reyes Magos que os traigan un saco lleno de hadas para que todos vuestros deseos se cumplan y que las musas no os abandonen jamás.
También les he pedido tiempo. Tiempo para poder seguir disfrutando de cada una de vuestras entradas llenas de poesía, de historias, de vivencias, de emociones, de imágenes...
Y para terminar decir que además de las navidades de diseño, sigue existiendo una emoción casi infantil que saca lo mejor de nosotros mismos.

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

martes, 2 de diciembre de 2008

Cómo olvidar la magia.

Cómo se puede olvidar todo lo que no se ha dicho y ha quedado por decir. Olvidar el aire que quedó sin respirar, asfixiándose, ahogándose en la garganta. El dolor de las caricias postergadas, los besos a destiempo, los desvelos en la madrugada, los deseos insatisfechos. Cómo olvidar las coincidencias imposibles, las lágrimas desgastadas, los desencuentros, los encuentros desatinados, los calendarios desprogramados, las ilusiones hechas pedazos entre cuadrantes descuadrados. Cómo olvidar que nos quisimos tanto. Cómo olvidar que iba de tu mano, siempre contigo, siempre a tu lado. Cómo olvidar los versos que te regalaba, cómo olvidar nuestra magia. Esa misma magia que ahora no sabe cómo olvidarnos.