Una noche más de luna llena vacía, donde espero que los lobos se conviertan en hombres y los sapos vuelvan a sus charcas sin disfraces. Donde el lodo sea camino de asfalto para poder andar los caminos. Donde el silencio de ciudades fantasmas se llenen de risas, de niños.
Una noche más donde espero que la conciencia se convierta en ciencia, las pistolas en letras, los puños en caricias, el poder del dinero en el poder de las almas heridas, que reclaman al unísono su lugar en el mundo. Las fronteras en líneas invisibles e indivisibles.
Una noche en el que la luna reúna bajo el mismo cielo, a todos cuantos hablan la misma lengua de un corazón herido, y al grito de “Basta ya” consigan que la luna llena deje de vaciar sobre sus cabezas, las miserias de esos otros corazones de piedra, bañados en tuberías de oro que dejan sus bocas secas y sus cuerpos acartonados comidos por las moscas.
¡Qué bonita sería entonces la luna!