He perdido el rastro de mi inocencia. Ese halo candoroso que envolvía mi entusiasmo y me empujaba siempre un paso más allá de lo prohibido. Pasos inocentes que sin saberlo conducen al escepticismo, cuando no a la incredulidad de que existan otros mundos exentos de malicia. Hombres vestidos de blanco para disfrazar el negro de sus actos. Mundos oscuros, sórdidos de carne y hueso. Marrulleros con alma de tramposos. Asesinos de sueños. He perdido su rastro chocando mi alegría con copas de soberbia. Brindando por la amistad con amigos que no lo eran, puesta siempre la inocencia en la fe ciega del futuro. He perdido su dulce olor natural tras aromas elaborados con cuerpos perfectos, con playas salvajes que se extinguen, con mares transparentes mientras agonizan sus peces. Confieso que la he perdido mucho después de los quince. Ojalá fuera tan fácil reponer la inocencia como se repone un himen.
22 comentarios:
Hola, Carmen.
Te he echado de menos a lo largo de estos dos meses de ausencia. Pero bueno... el caso es que estás aquí de nuevo, expresándote como los mismos ángeles. No digo nada nuevo.
Y ¿sabes...? Creo que llegas a tiempo de volver a levantar la bandera de la inocencia. Por lo menos al principio de estos movimientos, cuando todo es tan pleno de esperanzas e ilusiones y la juventud vuelve a hacer honor a su nombre.
(No me digas que no se te pone el vello de punta y la piel de gallina paseando por la Puerta del Sol)
Súbete al tren de la inocencia. Y si puedes en el techo, mejor que mejor. Lo demás es pura mierda.
Un beso, amiga.
Vaya Carmen, es duro enfrentarse a esa sensación de pérdida de algo que creías, era un atributo. He transitado por un "duelo" muy similar y aún duele la pérdida de la credulidad. Ahora creo, desconfío hasta de mi propia sombra, algo que creí jamás aprendería y no lo digo con orgullo. No digo que esté bien o mal, simplemente se instaló en mí, al igual que se instalaron las heridas causadas por quienes abusaron de mi confianza.
No soy pesimista, por el contrario. Pero si soy bastante realista Carmiña y sinceramente, dudo haya reposición de mi inocencia perdida. Ahora, si hablamos de implantes y falsedades como el himen artificial, anótame y vamos juntas:), por lo menos así, fingiré que nunca antes me había sucedido.
Un besote, niña.
lo que yo iba a decir, ya lo dijo codorniu.
besos, y te extrañaba*
Como escrito, querida Carmen, tengo que felicitarte por su dulzura y belleza, pero esas mismas, dulzura y belleza, me dejan claro que no perdiste nunca la inocencia por mucho que sobre ello escribas y quieras retratarte en blanco y negro o negativo.
Un beso.
La inocencia ciertamente se pierde, pero no pierdas las ilusiones ;)
Alégrate, has conocido la realidad. Así somos. Ahora tienes la herramienta adecuada para vivir, ya conoces a los que no pertenecen a la tribu. Aquí decimos: "Es lo que hay, valor" Besos.-
Taio:
Me alegra que lo hayas podido disfrutar.
Saludos.
Pepe amigo! No creas que yo no te he echado de menos. Y claro que se me ponen los vellos de punta incluso sólo pensando en esa Puerta del Sol. Creo que ella es la única que puede devolverme un poco de esa inocencia perdida.
Un beso.
Zully:
¡Qué bueno cuando se producen esas conexiones más allá de las palabras! Veo que entendiste el texto.
Un placer contar con tu mirada.
Un beso.
Rayuela:
Pues tal y como le dije a Codorniú yo también te he extrañado aunque a veces me acercaba por tu patio y miraba tu ventana.
Gracias por tus palabras.
Mil besos*
Terly:
Si es que la belleza está siempre en el que mira.
Gracias por tus palabras.
Un beso.
Soltando letras:
Ays qué rato no escribir un nombre. Ciertamente creo que incluso las ilusiones pueden resultar más ciertas sin ese halo de inocencia. Me pasé por tu blog y disfruté tu última entrada. Volveré a visitarte.
Un Saludo.
Juan:
Por fin he comprendido que la realidad te da en la cara y ya no hay dónde esconderse. Lo malo es que seguro seguiré descubriendo que ni están todos los que son, ni son todos los que están. A veces es difícil separar la paja del trigo. Uy, me ha quedado esto como si fuera un refranero.
Un abrazo.
La inocencia la perdemos pero no la ilusión.
Muy bonito escrito.
Un beso
Me alegro de que la brisa marina haga de nuevo moverse este cascarón que ni siquiera yo gobierno.
Aún siendo realidad todo lo que dices, ni siquiera hay una única verdad, perdida la inocencia queda ser honesto con uno mismo, porque acostumbrado a los engaños que nos venden por doquier, uno acaba engañándose a si mismo.
Mi dorada querida, intentar saber dónde estás y qué te rodea ya es un punto de partida, ser consciente de ello un nuevo paso, seguramente en otra dirección, pero que importa es caminando cuando se vive, no te detengas.
Gracias por soplar, ni Eolo lo hubiera hecho con más mimo.
Esto de que "la literatura" o, mejor, "la poesía" siempre sea cuestión de, al menos, dos...
Un besito, Carmen.
Escribir es una terapia; te echaba de menos.
Desde los quince han pasado muchas cosas, Carmen, y es inevitable cambiar,crecer, endurecerse y perder la inocencia en parte. Pero se pierden unas cosas y se ganan otras, se aprende a utilizar cada recurso natural de otra forma... Lo importante,creo, es no perder la esencia y eso vive aún en ti. Veo en tus ojos toda la bondad,la generosidad, la sensibilidad, la capacidad de emocionarse... de un niño. Cuando todo se vaya acoplando en un nuevo lugar, seguro que ves las cosas de otra manera.
Un abrazo gigante.
Te quiero.
La inocencia no regresa jamás, pero sí será bueno creer en la no malicia de los demás; creer en el hombre, aunque difícil nos sea.
Un beso muy fuerte.
Ana: Eres un espejo en el que mirarse. Gracias por tu mirada.
Un beso.
Nos vemos en Sidecar ¿sí?
Galeón: Si es que hasta los barcos más grandes naufragan...
Gracias a ti por acompañarme en este viaje.
Un soplido y un beso.
Jesús: Luego me lo explicas. Es que a veces la poesía es lo que tiene...
Besitos y hasta la gran fiesta.
Laura preciosa: Gracias por esa mirada tuya que como le digo a Terly, la belleza está en el que mira.
Nos vemos en Sidecar?
Un besazo, sabes que yo también te quiero.
Querido Jorge: Dicen que más vale dejarse engañar mil veces que perder una sola vez la fe en la Humanidad. Lo que no vale es engañarse a uno mismo.
Un abrazo grande. Dos.
Duele perder la inocencia, cuanto más grandes -"mayores" dirían por allí- peor, más doloroso. Pero no se puede andar por el mundo como un descreído total, estoy segura de eso.Me voy de aquí pensando en el mensaje de tu texto que, como siempre, es profundo y con muchas puntas. Ya te extrañaba. Un abrazo.
Decía una canción de Lluis Llach, sobre poema de Martí i Pol:
"¡Asesinos!... ¡Asesinos de razones!. ¡Asesinos de vidas!. Jamás tendréis reposo en todos vuestros días. Y por la noche os perseguirán nuestros recuerdos...".
Cada asesino, como los cerdos, tiene su San Martín, creeme. Todo es cuestión de tiempo.
O al menos en esa esperanza vivo, con los pies en la tierra y la cabeza muy lejos.
Un beso, Carmen.
Muchos besos Carmen y gracias por tus palabras...
Espero que estés bien.
Me alegra encontrarte de nuevo aquí Carmen... El blog sabe mejor si estás ahí.
Me ha encantado la entada corazón, aunque voy a a darle la vuelta a tus últimas palabras, pues creo sinceramente que la inocencia no se pierde tan falcimente como un himen... Tal vez se ponga a prueba en la constatación de una realidad que conocemos y nos cuesta aceptar; pero ese sentimiento puro de creer en los sueños nos acompaña con formas diferentes siempre... Si no fuera así, estaríamos muertos.
Un abrazo con todo mi cariño
Mi querida Flaca:
Descreído no es igual a inocente. Al menos aquí "descreído" es como maleducado. Yo más bíen diría que se parece más a los que se creen todo todavía. Y sí, cuanto más tarde peor. Por eso es importante vivir cada etapa de la vida, que si no luego quedan muchos flecos sueltos...Muchas puntas sin afilar.
Un besazo.
Manuel: Pues fíjate que yo creo que los hay que viven con la conciencia muy tranquila, aunque yo siempre he mantenido que quien tiene la conciencia tranquila es porque no tiene conciencia. Respecto a que cada cerdo tiene su San Martín, yo no lo sé, pero tampoco es que lo desee. Me conformaría con que despertaran a la vida.
Un abrazo y hasta pronto.
M.Ángel: Palabras sinceras no necesitan de agradecimientos.
Un abrazo poeta.
Rosa: Siempre dije que lo mejor de un blog, está en los ojos que lo leen. Compartir hace que se pueda seguir soñando.
Un beso.
Siempre he pensado en la bendita inocencia de los niños, a medida
que crecemos se va perdiendo.
es un placer pasar a leerte.
que tengas una buena semana.
un abrazo.
Ricardo: Sí ¡bendita inocencia la de los niños y malditos los que se la arrebatan! Aún así quiero pensar que todos conservamos un poco del niño que fuimos.
Gracias por tu mirada.
Un saludo.
Hola amigaaaa, espero estés lo mejor posible, cuanto recuerdo lo bien que lo pasamos. El blog me va mal y apenas lo transito, pero en esta tarde de tanto calor decidí haceros una visita.
La inocencia se pierde sin duda pero se sustituye por otras cosas, lo malo es que haya gentes, personas que nos traten de arrancar las cosas de cuajo, sea inocencia o cualquier otro sentir. Hemos de luchar, siempre luchar.
Muchos besos cielo.
Rocío
qué el asesino de sueños no logre su cometido.
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