Nada hay más
triste que mirar los ojos de un niño
aferrándose a la vida con sus manos
mientras
trata de exprimir el pezón seco de su
madre.
Ver cómo se
desprende la piel de sus huesos
mientras
servimos el café de sobremesa,
y miramos de
reojo las noticias
para no
atragantarnos con la conciencia.
Siempre se
puede cambiar de canal,
pero a estas
alturas de la película
hay que
tener mucho estómago
para poder
digerir a la muerte
en todas sus
versiones.
Se cuentan
por millones los patíbulos
alineados
perfectamente por las leyes
para que
nadie dude de la honorabilidad
de sus verdugos.
A fin de
cuentas, cada muerto
es un cero
más que asciende
del infierno al paraíso
-fiscal para
más inri-
5 comentarios:
Muy bueno, Carmen. No sé si a ti te ocurre lo mismo, pero a mí últimamente lo único que que me sale son poemas de esta línea. Es la rabia que me come por dentro.
El final es genial.
Un beso
ES un poema estupendo, yo también lo pienso.
Me gusta cuando te sale la vena reivindicativa y solidaria.
Un abrazo enorme, preciosa.
Ana: La rabia me consume. Rabia sobre rabia que hinca sus colmillos como un perro fiero.
Gracias siempre por tu mirada.
Un beso que espero darte pronto.
Laura: La vena se me hincha de impotencia y lo único que puedo es escribir estos versos para que no termine por reventarme la aorta.
Un abrazo con beso incluido :)
Un excelente poema querida amiga, lleno de fuerza y de denuncia. Que la rabia no te consuma, transfórmala en poesía. A mí ha servido a lo largo de los años.
Un abrazo.
Silvia
Silvia amiga: Ojalá y la rabia me alcance para seguir en la lucha contra tanto desalmado. Es más fácil cuando se lucha codo con codo con gente como tú.
Gracias por tu apoyo.
Un beso grande.
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