Cuando el silencio se traga tu voz
y la mirada se cae de los ojos
y las manos cuelgan
inertes de los brazos
y la tierra bajo tus pies se vuelve arena movediza,
puedes decir, que estás muy cerca
de alcanzar el infierno.
No me creerás si te digo,
que ahí abajo no hay
nada digno de conquistar.
Sólo hay escombros y cenizas,
caricias oxidadas y besos desgastados,
palabras amarillas que perdieron su tinta original,
flores muertas y amaneceres rotos.
La música es sólo un ruido de cadenas
y el tiempo, un reloj sin arena.
Bajo el suelo siempre es invierno,
y no tendrás ningún sueño que te abrigue
ni estrella alguna que te acompañe en el camino.
Sólo la muerte te tenderá una mano
pero créeme si te digo,
que la vida comparece en el último minuto.