Gracias a todos por vuestra mirada.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Un lugar sin nombre


(Poema perteneciente a la Antología VII Encuentro Poetas en Red)

He visto entre mis ojos
-o entre los tuyos, las miradas se confunden
en ese breve espacio/tiempo-,
el horizonte inalcanzable de los sueños,
el arco iris estallando en mil colores
y la sombra alargada del recuerdo.

He visto entre tus ojos
-o entre los míos-,
la estela inconfundible de un delirio,
el abismo que alberga la última esperanza
antes de darse por vencido.

He visto en el filo de la noche
ese lugar sin nombre
al que se llega profanando los caminos.
Ese lugar donde la luna se estremece
en mitad de un sueño perdido.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Es inútil


Es inútil pedirle al cielo que deje de llover, pedirle al mar que se retire de esta orilla donde las olas se empeñan en morir.  Es inútil pedir al aire que se ponga de tu parte.  Inútil rogar al silencio que se calle. Es inútil pedirle al diablo que te devuelva la esencia de las flores,  el elixir de un vino a media noche, las dudas que consuelan a las verdades. Es inútil, lo sé. Tan inútil como soñar que estás despierto mientras duermes.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Madrid 1.936 - 2.012

Quiero dedicar estar entrada a mis padres de los que me siento tan orgullosa por todo el amor que han sabido darme, y porque sabiendo lo que es carecer, supieron ser generosos. Y porque Madrid vuelve a arder, y ya no hay pueblo al que regresarse.

No vi arder Madrid en el año treinta seis.
No vi sus casas saqueadas
ni  sus estómagos hambrientos
a la espera de un plato caliente.

No vi cómo se llevaban a los hombres
a dar el paseíllo,
ni los milagros que mi madre me contaba
cuando mi abuelo escapó de la muerte
camino al paredón de los valientes.

No viví esa guerra que mi padre
relataba en sobremesa
cerrando sus ojos azules,
mientras recordaba a su hermano
muerto de miedo,
luego muerto del todo.

Me asustaban las historias
de los niños escondidos en los campos
y sus padres en campos concentrados.

A veces soñaba con ser mayor
y librarme de los miedos que asaltaban
a un balón rodando por las calles
o a una muñeca de trapo.

Lo que nunca me contaron
-porque la Historia sólo se cuenta
a toro pasado-,
fue que volvería a hacerme niña
en la carne propia de mis hijos.

Toca volver a luchar por ellos,
y por los hijos de sus hijos.
Ya no vuelan cometas en el cielo
ni se oyen risas en el mar.

Vuelven a sonar sirenas,
-y como entonces-
como siempre pasa en la guerras,
se perderá la infancia de los infantes,
se romperán corazones a medio dibujar
en los troncos de los árboles.

No quedará tiempo para ser joven
ni tampoco tiempo para ser viejo.
Madrid arde, puedo olerlo.

Vuelvo a tener los diez años de mi padre.



lunes, 5 de noviembre de 2012

El vértice de una lágrima



Llegará el día en que mis ojos puedan volver a llorar
las lágrimas guardadas en el fondo del cajón,
junto a las tarjetas de visita, de gente
que hace años dejé de visitar.

 Se deslizarán de entre la ropa
que vestían  cuando todavía eran sonrisas,
y resbalarán por otros tiempos
donde llorar aún servía para cicatrizar
la piel arrancada de las caricias.


Se descolgarán de la percha una noche,
y no me servirá prender la  luz,
ni alzar el volumen de la música,
ni leer poesía o escribirla,
para esconderlas entre sus páginas.

 Se desbordarán de la copa de vino
que me bebo de un solo trago
para anestesiar la vida,
y llorarán para devolver a mis ojos
la mirada arrancada de su lágrima.