Queda
prohibido hablar de amor
en mi
presencia,
prohibida
toda confianza
más allá de unos
labios
que engañen
al beso
en esas
noches tontas
que te da
por extrañar.
Prohibidas
las promesas
hechas de
lino,
y los
abrazos que te roban
el corazón y
la sonrisa
a cambio de
una medalla de oro
al mérito de
la estupidez.
Ya es
oficial la tristeza,
la esperanza
es opcional
para
aquellos que todavía creen
que pueden
cumplir un sueño
o que el
sueño les puede alcanzar.
Yo hace
tiempo que camino
sin el peso
de la fe sobre mis hombros
para hacer
posible lo imposible
antes de que
la muerte
pronuncie mi
nombre en alto.