Gracias a todos por vuestra mirada.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

A sangre fría


No la busques. Ningún camino te conducirá hasta ella. La maté. Sí. Tenía las manos aladas, los ojos invadidos por los sueños, la piel de fuego, el corazón deshecho. La maté del todo. A sangre fría.  Tenía la costumbre de enredar sus fantasías entre mis piernas y hacerme perder el paso cuando mis pies querían pisar suelo firme. Ella se resistía a morir. Se aferraba con sus alas a mis manos y mis manos la empujaron a un precipicio sin fondo. Y cayó. Sentí casi un alivio al ver despeñarse su cuerpo vestido de promesas, de lágrimas,  de espejismos, de desvelos, de esperanzas, de fracasos.  Desde el aire volteó sus ojos todavía vivos. La suerte estaba echada. No le dije adiós. Nos habíamos despedido ya demasiadas veces. La empujé, sí. A sangre fría. Yo quedé asida a la tierra con mis uñas intentado salvarme del abismo.  No creo que nadie pueda darte razón de su existencia. No tenía paradero conocido, ni se sabe a ciencia cierta si era humana o vino de las estrellas. Sin cadáver no hay delito, y ella era tan etérea…Ni siquiera sé si fue un asesinato en toda regla o en legítima defensa.


domingo, 12 de septiembre de 2010

Vacío.


No puedo fechar cuándo nació este vacío tan lleno de nada que me inunda. No sé cuál es su peso ni su medida. Tiene la propiedad de crecer y de menguar como la luna, pero sin regirse por ella como se rigen las mareas. Vuelve la piel cetrina y suele vestir ojeras. Se siente igual de cómodo en el campo que en la ciudad, en una reunión de negocios que de amigos. Es tan falso que se ríe con tu risa y es capaz de hablar durante horas sin que le tiemblen las rodillas –si las tuviera-. Ensombrece todo lo que mira. Retumba como el eco. Amplifica las desgracias. Es un mal perverso. Muta, se esconde bajo la piel, bajo las uñas, dentro de las vísceras. Hay vacíos en los que no cabe nada, y otros que no se llenan nunca. Tiene su propio mapa genético. Parece que las mujeres lo padecen en mayor medida. Nadie está a salvo. Las ramas de su árbol genealógico se remontan al principio de los tiempos. Se sabe que se adueña de todo cuanto está a su alcance a modo de agujero negro. Va llenando todos los huecos que con tanto mimo y ahínco fuimos preñando de amor, de hijos, de buenos ratos, de esfuerzo, de trabajo diario, de merecido descanso, de amigos, de ilusiones, de esperanzas, de sueños…Se apropia también de las cosas más insignificantes y tiene la facultad de convertir un ramo de flores en un ramo de desengaños, una playa paradisiaca en una isla solitaria, un vaso de agua en alcohol de garrafa, una simple tormenta estival en un virulento tornado, el amanecer más cálido en el amanecer más frío, una media luna en una luna rota, un amante en una sombra, una caricia en un insulto, un viaje de placer en un viaje a las tinieblas. Su poder parece ilimitado. No es fácil esquivarlo. Es como una espiral que te chupa, te absorve, te succiona… Se hace el dormido y te despierta con su sudor gélido. Te agarra de las manos, te las ata con nudo marinero y te arrastra hasta hacerte olvidar que existes más allá de su oquedad profunda.

Epílogo

Dicen que nació cuando nació el ser humano. Aún así yo sigo empeñada en plantarle cara y taponar cada agujero que haga en mi carne, con un beso inesperado, con un abrazo, haciendo un bizcocho, amando, leyendo vuestros poemas, aprendiendo en vuestros boliches… como si de un exorcismo se tratara: “Vade Retro Satanás”, y alterar si es necesario la herencia biológica que Adán y Eva parecen habernos legado.