Gracias a todos por vuestra mirada.

martes, 17 de diciembre de 2013

Separación de bienes

Nota de despedida 
Te cedo todo cuanto excede
el peso que puedo soportar
entre mi espalda y mi pecho.
Me llevo la colección de sonrisas
que fuimos coleccionando
cuando el mundo era nuestro.
La pasión de tu mirada
cosida a las pestañas,
y los besos que lucharon a boca partida,
por sobrevivir en mitad de los escombros.
Me llevo también las noches
 en las que contábamos estrellas por millones
sin pensar por un instante,
que pudieran acabarse.
Las puestas de sol que anunciaban
amaneceres a las tres de la tarde
y todo cuanto nuestros cuerpos
conocen de nosotros.
Me llevo todas las promesas cumplidas,
y te dejo los juramentos de papel
en el cajón de la mesilla.
Espero no olvidarme nada de lo importante.
En todo caso, sabes mi nombre
por más que no recuerde, la última vez

que me nombraste.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Carretera cortada

“El paisaje siempre es hermoso visto desde la cumbre”.

Adoraba la excitación de poner mis manos al volante
Y dibujar carreteras que no existen.
Encarar mis pasos cuesta arriba
sin mirar el abismo que separa
mis pies de tierra firme.
Amaba la curvatura de tu boca
derribando una a una mis líneas de defensa,
y los besos que besaban los misterios
aún por resolverse.
Adoraba el peso de tu cuerpo sobre el mío,
el tacto de tus manos
adentrándose en mis muslos.
Adoraba el aroma que desprenden los sueños
cuando todavía duermen.

II

Para cuando abrí los ojos, ya era tarde.
El amor se interpuso en nuestros cuerpo
y todas las calles volvían a ocupar su sitio.
Mis dedos se cayeron de tus rizos,
los brazos que abrazaban soledades
sin pedirse nada a cambio,
se llenaron de repente de vacío.
Los misterios revelaron la certeza
de regreso al mundo de los vivos.
En mitad de la calzada, una señal informa:

“Carretera cortada en el kilómetro cero”

domingo, 19 de mayo de 2013

Daños colaterales


Esta noche, como tantas otras noches,
volveré a morder mis palabras mientras ceno
y trataré de tragarlas con un vaso de vino
para no vomitarlas sobre el plato.

Luego tomaré sal de frutas en un intento vano
de conciliar el sueño, mientras siguen dando vueltas
en la boca de mi estómago
incapaces de decir lo que saben que han de decir
tarde o temprano.

Pero ellas se atrincheran sabedoras
que una vez que el enemigo las escuche
disparará contra ellas todos sus misiles
y destruirán sin remedio aquellas que sin culpa
dibujaban como niños arco iris
ajenas a los daños colaterales que la realidad destruye.


jueves, 25 de abril de 2013

El secreto de mi cuerpo


No es nada de tu cuerpo, 
ni una brizna, ni un pétalo,
 
ni una gota, ni un grano, ni un momento.
 

Es sólo este lugar donde estuviste,
 
estos mis brazos tercos.

                                (Jaime Sabines)

Aún no he descubierto cuál es la parte de mi cuerpo
que más te necesita,
si mis pies errantes en busca de un camino
o estas  manos tercas rebosantes de caricias.

Aún intento descifrar si son mis labios insaciables
los que reclaman tus besos de fuego
o la imaginación que se desborda
del hueco más oculto de la memoria.

Y así cuando te pienso, se enredan mis recuerdos en tus piernas
lo mismo que se enredan tus dedos en mi pelo,
mientras mi cuerpo es sólo tuyo
y  toda yo un laberinto sin puntos cardinales.

Y así sigo adentrándome en la duda
sin poder adivinar cuál es la parte de mi cuerpo
que más te necesita.

Puede suceder también, sucede muchas veces,
que no sea el empeño de mi cuerpo
el que ansía invadir todos tus rincones
y sea sólo esta manía mía por confundir,
el deseo de mi piel con el deseo ferviente
de encontrar a alguien capaz de descubrir
lo que esconde lo más profundo de mis humedades.




martes, 23 de abril de 2013

El minuto de la suerte

No se me ocurre mejor manera de celebrar el día del libro que con un poema recién salido del horno. 
¡Suerte a todos!


El minuto de la suerte
Me gustaría encontrarme cualquier día,
algún minuto extraviado del reloj
antes de doblar una esquina,
como el que se encuentra una moneda por la calle
y  se agacha a recogerla, 
orgulloso de haber encontrado la herradura de la suerte.

Lo guardaría en el bolsillo con el resto de mis céntimos
porque una nunca sabe  cuando puede hacerle falta
echar mano de ese minuto
que complete la hora que no termina de completarse.

domingo, 21 de abril de 2013

Impronunciable


Quizá no sepas que todas mis palabras
llevan tu nombre escrito entre sus sílabas
lo mismo que el ADN corre por la sangre,
y que al pronunciarlas, el aire te nombra
como las primeras flores nombran la primavera,
como se exhala el aire
para  volver a respirar su aroma.

Quizá no sepas que todos los caminos que recorro
me recuerdan a todos los paisajes
que contemplé a través de tus ojos,
que a todos los trenes a los que me subo,
subes conmigo
sin tener que pagar billete de vuelta.

Quizá no sepas que el viento cuando sopla
y me levanta la falda,
es como tus manos adentrándose en mis muslos.
Quizá no hayas reparado que la tristeza
que desbordan mis versos,
forman parte de saberme  viva
lo mismo que la muerte nace con la vida.

Quizá debí haberte advertido que mi lenguaje
es tan villano como los miedos que me invaden,
que temo pronunciar tu nombre                    
como temo nombrar a los muertos
por si acaso despiertan y vuelven a morirse.

lunes, 8 de abril de 2013

Cielos de primavera


Hoy necesito devolver al cielo
todos los soles que me ha prestado
a lo largo y ancho de mi vida.

Romper una lanza a favor de sus favores
y pedirle perdón por romper tantas lunas
escribiendo poemas  incapaces de ver el brillo
de todas y cada una de sus estrellas
mientras yo me empeñaba  en vivir a la luz de una vela .

Necesito darle las gracias con las mismas letras
con las que he maldecido  sus nubes negras
sin escuchar de sus labios  un reproche
ni  cobrarme intereses por anticiparme amaneceres.

Hoy necesito desempañar mis ojos,
es la hora.
El cielo siempre cumple sus promesas
y tras el invierno, nos regala primaveras.

Es justo y necesario mirarle entre las cejas,
tragarme el orgullo,
enterrar mis penas en el foso del olvido
y jurarle que su mirada,
en el momento más oscuro del alba,
consiguió salvarme de mi ceguera.

domingo, 3 de marzo de 2013

Efecto placebo


Mi poesía son  lágrimas convertidas en guijarros,
risas insonoras, cantos sin orquesta.
Son  estrellas apagadas hace siglos
que brillan en el cielo
sin saber que ya están muertas.

Es  el rayo necesario que secciona
la oscuridad en la tormenta,
el trueno que devuelve al silencio su sonido.
Es una estampida de versos inconexos
tratando de ponerse a salvo del peligro.

Mi poesía es el pan que le robo a la comida
para que el hambre no devore mis entrañas,
el vino que embriaga la tristeza
para fingir que duele menos,
como el placebo que cura las heridas sin curarlas.

sábado, 23 de febrero de 2013

Futuro sin presente



Me preguntas qué espero del futuro
sabiendo como sabes que sólo existe
un carpe diem tuerto y cojo,
que a penas si avanza a tientas
 por una senda llena de trampas.

Llevo en mis manos el cayado
tratando de evitar alguna piedra
que me haga caer de bruces y romperme
los pocos huesos sanos que  aún me quedan.

Me preguntas -o lo afirmas-
a penas si distingo el tono  interrogante
de tu voz -siempre tan segura-,
y me encojo de hombros
como una niña que ha olvidado la lección aprendida.

Me preguntas y me quedo sin respuestas
porque la única respuesta que aprendí
es que el futuro se construye en el presente
y no me quedan ya ladrillos que poner.

Me preguntas sabiendo como sabes
que a esos días, sólo se llega
después de atravesar el tiempo
y que no está en mis manos el sol ni la luna,
ni siquiera un arco iris dispuesto
a dejarse ver en medio de la lluvia.

Me preguntas y sólo sé que mi futuro era un sueño
hecho a la medida de tu cuerpo,
y mi cuerpo una maleta repleta de tristezas
dispuesta a abandonarla en cualquier parte
y apearme del tren tan solo con lo puesto.

Me preguntas por la estación de destino
sabiendo como sabes
que está prendida en mis ojos
aunque la providencia sea siempre
quien dicta la última palabra.

lunes, 18 de febrero de 2013

Verdugos


Nada hay más triste que mirar los ojos de un niño
aferrándose  a la vida con sus manos
mientras trata de  exprimir el pezón seco de su madre.

Ver cómo se desprende la piel de sus huesos
mientras servimos el café de sobremesa,
y miramos de reojo las noticias
para no atragantarnos con la conciencia.

Siempre se puede cambiar de canal,
pero a estas alturas de la película
hay que tener mucho estómago
para poder digerir a la muerte
en todas sus versiones.

Se cuentan por millones los patíbulos
alineados perfectamente por las leyes
para que nadie dude de la honorabilidad
de sus verdugos.

A fin de cuentas, cada muerto
es un cero más que asciende
del infierno al paraíso
-fiscal para más inri-

martes, 12 de febrero de 2013

Rehén


No recuerdo ya el mes ni el año
-siempre es ayer-
Cuando la muerte derribó
 la puerta de mi casa de un portazo.
Ni siquiera tuvo la decencia
de apretar el gatillo y matarme de un disparo.

Me hizo su rehén
me robó el cielo de los ojos,
los besos de los labios,
las caricias de la piel.

Llenó mi boca de silencios
me ató las manos a la espalda
cortó mis alas de un tajo,
y ancló al suelo mis pies.

Atrás quedaron los paseos por la luna
la luz naranja del amanecer,
las risas cómplices de madrugada
y los sueños que soñé una vez.

Se hizo la dueña de todo cuanto amaba.
Me privó del llanto
licuó mi sangre hasta convertirla en agua,
confiscó mis deseos más recónditos,
y me negó hasta el derecho
a morirme del todo.

sábado, 19 de enero de 2013

Envuelta en piel


 Me duelan las caricias
cuando vuelvo a vestirme de mi misma.
Se quedan tatuadas en la piel
como símbolo inequívoco del encuentro.

Se quedan también  los besos
impregnando el aire que respiro,
el olor de tu deseo en la yema de mis dedos.

Se queda mi sonrisa enredada entre las sábanas,
la música sonando en el fondo del abismo.
 Todos los suspiros y todos los sollozos
hechizando el silencio de las sombras.

Se quedan las palabras
navegando en un mar sin orillas,
-en el borde mismo de los labios-.

Se me queda el alma temblando
cuando vuelvo a vestirme de mi misma.