Gracias a todos por vuestra mirada.

miércoles, 26 de agosto de 2020

Volver a nacer


He borrado todas las huellas que me conducían hasta ti, para nunca regresar a la fuente de tus besos, que me dio de beber toda la sed que mi boca fue capaz de soportar, hasta quedarse sin una gota de saliva con la que humedecer alguna esperanza nueva. He lanzado desde el puente hasta el río, todas las hojas que firmé con mi nombre de mujer enamorada, y arrancado de mis ojos todas las verdades con las que desnudé mi corazón hasta matarlo de frío. He jurado no volver a responder a los fantasmas del otro lado del espejo, cuya única misión, ahora lo sé, es engullirme y llevarme lejos de mi cuerpo. También he quemado las fotografías donde parecía feliz a la orilla de la playa, sin saber que el mar me arrastraría hasta el fondo del océano, dejando mi esqueleto como único testigo de mi existencia. He intentado quemar también todos los recuerdos, del primero al último, pero los recuerdos son incombustibles y quizá la única defensa para no volver a morir de amor, y con suerte, poder volver a nacer con todos mis años a cuestas, y la sabiduría, que dicen, tienen, los más ancianos de la tribu.


sábado, 1 de agosto de 2020

Mi rabia es débil



A veces quisiera que me saliera la rabia por los puños o por la boca, que me estallara el corazón en mil pedazos y se esparcieran mis cenizas con un golpe de viento. Quisiera dejar que la rabia se apoderara de todos mis sentidos hasta impedir al pensamiento elucubrar cualquier alegato a favor del enemigo. Pero mi rabia es débil, y presta oídos a cualquier palabra hermosa que se haya dicho, a cualquier música de fondo, a cualquier aroma venido del pasado cuando la lluvia olía a jazmín y a tomillo. Es una rabia tan estúpida que se da por vencida ante una media sonrisa en el rostro, un paso de baile o un vino a media tarde antes del anochecer. Y entonces los puños se hacen caricia y la boca miel y el corazón recobra su pulso y la muerte cobra vida.