Gracias a todos por vuestra mirada.

lunes, 20 de septiembre de 2021

El refugio

 


A veces una recurre a los más absurdos argumentos para tratar de dar vida a lo que ya está muerto. Cierra los ojos y se tapa los oídos, igual que hacen los niños para ponerse a salvo de los monstruos. A veces, alguien pregunta por lo obvio, como el que pregunta si lloverá esa noche, cuando el cielo está de tormenta y se escuchan los primeros truenos. Ella, entonces, despliega su sonrisa sempiterna en respuesta a todas las preguntas. Ni un solo lamento que pueda robar al aire el aroma a tierra húmeda. Y es después, cuando llega a su refugio empapada de lluvia, cuando abre los ojos y se desata el corsé que tanto la oprime en el pecho. Y se quita los zapatos, y se borra la sonrisa de los labios, y solo entonces, da rienda suelta a su llanto sin que nadie perturbe su espacio consagrado a la tristeza. Que nadie sepa que sufre, que nadie sepa que es mentira la risa, que nadie adivine su carta de la muerte. Ya no le quedan argumentos con los que poder conciliar el sueño, ni inocencia para vencer a los monstruos. Invoca una canción, como el que invoca una oración a Dios, para pedirle un milagro.

lunes, 12 de julio de 2021

El maligno

 Queridos amigos todos. Aunque no lo parezca, este poema, es un poema de esperanza.

Cuesta comprender que has caído
en una de las muchas trampas de la vida.
Resistirse a los brazos de la muerte
cuando la espada de Damocles ya ha caído.
Y me pregunto si habré sido el mismo diablo
en otra vida,
o si habré herido a alguien
que no me haya perdonado.
Me pregunto, como siempre en estos casos,
si las meigas habrán hecho un conjuro
para que caiga sobre mí tanta venganza,
tanto castigo cristiano,
tanta culpa,
tanto amor abortado,
tanto dolor en las mismas entrañas
que habitan los hijos.
Y como siempre en estos casos, me respondo
que no puedo rendirme,
que no puedo cortarme las venas
y dar la razón al maligno.
Y escribo este poema
y dejo el cuchillo.

martes, 8 de junio de 2021

El número trece

 A mi hijo Lucas, en su catorce cumpleaños. El tiempo pasa tan rápido, que ya ha pasado un año desde que le escribí este poema.

Recuerdo esa edad y esas ganas locas
de echar a volar todas las mariposas
que revoloteaban por mi cuerpo.
Dar por acabada la niñez
sin saber cuánto la echaría de menos
a lo largo de todas las edades
que vendrían después.
Ese mapa virgen donde todo se anotaba
por primera vez;
el primer beso,
el primer amor.
la primera tentación.
Creo que nunca fui tan feliz
como aquel verano de los trece
cuando alguien me dijo “te amo”
y me sacó a bailar en mitad de la pista.
Las primeras promesas a corazón ingenuo
sin saber que podían romperse
de un verano a otro.
Esa edad que cumples hoy,
y que yo todavía recuerdo
lo suficientemente hermosa
como para abrir mi mano
y dejar que vuelen todas tus mariposas,
libres de todos mis miedos,
de todos mis fracasos.
Sé feliz,
es todo cuanto pido al número trece.

jueves, 3 de junio de 2021

Al final del túnel

 

Y otra vez ese universo paralelo

donde deben suceder las cosas más hermosas,

ese otro lado de la luna que nunca vemos,

ese universo donde deben ir a parar

los sueños que soñamos.

Y otra vez, la piedra en el camino,

la luz anochecida,

el beso colgado de los labios.

Otra vez el horizonte un paso más allá

de tu pisada,

la suerte de los dados siempre en  manos

de cobardes,

el rumor de los árboles

hablando un lenguaje que no entiendes.

Y otra vez el puente partido en dos mitades

antes de cruzarlo,

y ese otro lado del espejo

riéndose de las arrugas de tu cara.

Y una vez más el sonido de pasos alejándose,

el dolor instalado en tu cuerpo,

la puerta cerrada al final del túnel.

domingo, 16 de mayo de 2021

Fin del poema

 

“Estar viva debería ser suficiente motivo de contento”.

Estoy aquí tratando de agradecer al cielo

que sigo viva,

que el derecho a quejarse es un simple papel mojado,

y que no merece la pena ni leerlo.

Que hoy no tuve que salir a pedir caridad,

que no me ha faltado un beso

—aunque sea robado—

ni mi gata lamiéndome las heridas.

Hace tiempo que terminó el poema

y yo sigo escribiendo versos inconexos

que no forman parte de nada ni de nadie.

Versos sueltos sin liana a la que agarrarse

sin un solo sueño que perseguir

cuando ya no se tienen fuerzas.

A veces también me pasa,

que escucho una canción

que me quita los años de encima,

que me pone a bailar, o a llorar

como cuando todavía me quedaban lágrimas.

Supongo que el poema nunca se acaba

hasta que se acaba el poeta.

sábado, 20 de marzo de 2021

Llanto de mujer

“Llorar improvisando, 
de memoria. 
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!”
 -Oliverio Girondo- 

Llora mujer, llóralo todo, 
no dejes ni una lágrima en el tintero. 
Llora a tu padre y a tu madre 
y a los hijos que crecieron 
dejando atrás tu juventud. 

Llora sin más consuelo que llorarlo todo; 
el pecado original, 
los finales sin tregua
el espejo empeñado en mostrar tus vergüenzas
sin ningun pudor ni consideración.

Llora a la luna que olvidó acudir a su cita,
a la tierra muerta bajo tus pies
a la sangre saliendo por tus venas
al amigo que se fue para no volver.

Llora también la injusticia en el mundo, 
las trenzas mancilladas, 
los monstruos que asaltan los sueños 
hasta hacerlos desaparecer. 

Llora ahora que nadie te mira, 
que nadie puede escuchar tu llanto
ahora que todos se han ido 
que ya no tienes que disimular que todo va perfecto 
que la esperanza es lo último que se pierde 
cuando ya la has perdido. 
Llora tus fracasos hasta convertirlos en victoria 
y las victorias que cantaste sin haber motivo. 
Llora cuanto quieras, te has ganado ese derecho.

lunes, 22 de febrero de 2021

Amapolas negras


 

Lleva cuidado con lo que sueñas, se puede cumplir

Oscar Wide

No estoy desaparecida,

Guardo silencio junto a mis penas y mis miedos,

con la herida reciente todavía

-como si reciente y eterna fueran la misma cosa-.

Estoy en el  silencio que sigue a la tormenta 

dando las gracias al dios del universo

por haberme devuelto a la tierra.

Y como a veces los deseos se cumplen,

heme aquí , con los pies  en el suelo,

despojada de todas mis pertenencias

sin la garantía, que dicen, te dan los años

y la experiencia.

Nada  se parece a lo que era entonces;

los árboles ya no son verdes,

ni crece la hierba en los campos,

ni corre el agua por los ríos

ni se ven pájaros en el cielo.

Las amapolas son negras

y el mar es ahora propiedad privada de alguien.

Por un momento, pensé que todo era un mal sueño,

una de esas pesadillas que se deshacen al despertar,

que volvería a respirar el aroma del rocío

y vería de nuevo salir  el sol por mi ventana.

Me pellizco las mejillas y me pregunto

porqué no elegí muerte.


lunes, 15 de febrero de 2021

Campo de trampas

 

Quisiera abrir los ojos y perseguir mis sueños

—si los tuviera—.

De veras que querría.


Cantarle a la luna tres verdades

y darme la vuelta luego,

como si nunca la hubiese visto antes.

De veras que querría.


Subir las escaleras de tres en tres

y retar a duelo a la vida.

Extender mi piel sobre la cama

y colgar mi corazón en una perch

si no supiera que es el atajo

que toman los cobardes.


Querría haber aprendido de mis errores

para no volver a caer en la misma trampa

ni en ninguna otra parecida.


Volver a casa después de la jornada

con el alma entera

y rezar a cualquier dios antes de dormirme

para que me proteja de los monstruos

que asustan a los niños

que no saben que son mayores.


De veras querría no haber tirado la toalla

y seguir creyendo que todavía

hay tiempo y oportunidad para redimirse

de tantos sueños incumplidos,

de tantas lunas baldías,

de tantas ventanas sin vistas,

de tantos campos minados de trampas.

De veras que querría.

domingo, 7 de febrero de 2021

San Valentín en tiempos de pandemia

                                                   El beso de Gustav Klimt

Debería existir el día del erotismo,

como existe el día de San Valentín,

o tal vez sean la misma cosa

con nombres diferentes. 

Corren malos tiempos para los amantes,

y sin embargo, rompo una lanza

a favor de todos los hombres y todas las mujeres

que dejan hueco al erotismo,

incluso en tiempos de pandemia.

Aquellos que no olvidan enviar un beso

cuando la distancia hace imposible

que se junten sus bocas.

Una lanza a favor de los que resisten

los envites de la vida,

y aun así, guardan una sonrisa

para casos de emergencia

—que es como decir “desesperación”—.

A favor de todos aquellos amantes

que todavía esperan que ocurra

el milagro de la vida;

los que a pesar de los finales

y los principios abortados,

todavía mantienen encendida

la libido del deseo a lo que aún parece posible.

No importa que no lo sea,

que te llamen romántica ingenua,

 o algo peor.

Que te adviertan que nadie en su sano juicio

espera un comienzo con un final

escrito de antemano.

Aquellos que celebran el erotismo

como parte indisoluble de su ser,

los que no renuncian al momento

en el que su piel, vuelva a resurgir

de entre las llamas del amor

mientras aún respiran.

viernes, 5 de febrero de 2021

Orgasmos sincronizados

 No están los tiempos para mucho erotismo, y quizá por ello, haya venido a mi memoria este poema.


Algunas noches, cuando el deseo

cruza el umbral que separa

la tierra de los cielos,

viene a la memoria de mis manos

el ritmo al que se movían tus caderas

con todos los sueños

galopando hacia el abismo.

Mis labios vuelven a ser entonces

los labios de una geisha,

entrenada para amar

sin condiciones ni contratos.

En el silencio de la noche

puedo oler el aroma de tu sexo

mientras mi boca se inunda de saliva

y el delirio de mis besos

recorre la distancia que separa

tu boca de mi boca.

El sonido de tus pasos llega desde lejos,

te cuelas a deshoras en mi cama,

y tus dedos de barro se hunden

en el fondo de mi vientre.

Moldeas a tu antojo las curvas de mi cuerpo

estrujas mis pechos, los aplastas

y vuelves a escupirlos.

Desgarro tu nombre entre gemidos,

y en ese relámpago de eternidad

donde el mundo se detiene,

invoco tus suspiros

para sincronizar nuestros orgasmos

mientras el placer me atraviesa

de lado a lado el corazón.