Gracias a todos por vuestra mirada.

lunes, 7 de marzo de 2016

Oquedad

Y una cree haberse acostumbrado al silencio
donde sólo escuchas la voz
de tus propias preguntas y tus propias respuestas.
Nunca fui amiga de pedir consejo
ni gusto de dar ninguno a menos que me insistan.
De nada sirve la experiencia de otros
—a veces ni siquiera la de una misma—.
Una acaba en su concha hecha de trozos
de mar y de cielo,
y no existe otro lenguaje que el eco repetido
en la oquedad inmensa.
Y una entiende que el vacío es la ausencia
de abrazos y caricias
de las que reconfortan el alma y el cuerpo.