Me preguntas qué espero del futuro
sabiendo como sabes que sólo existe
un carpe diem tuerto y cojo,
que a penas si avanza a tientas
por una senda llena
de trampas.
Llevo en mis manos el cayado
tratando de evitar alguna piedra
que me haga caer de bruces y romperme
los pocos huesos sanos que aún me quedan.
Me preguntas -o lo afirmas-
a penas si distingo el tono
interrogante
de tu voz -siempre tan segura-,
y me encojo de hombros
como una niña que ha olvidado la lección aprendida.
Me preguntas y me quedo sin respuestas
porque la única respuesta que aprendí
es que el futuro se construye en el presente
y no me quedan ya ladrillos que poner.
Me preguntas sabiendo como sabes
que a esos días, sólo se llega
después de atravesar el tiempo
y que no está en mis manos el sol ni la luna,
ni siquiera un arco iris dispuesto
a dejarse ver en medio de la lluvia.
Me preguntas y sólo sé que mi futuro era un sueño
hecho a la medida de tu cuerpo,
y mi cuerpo una maleta repleta de tristezas
dispuesta a abandonarla en cualquier parte
y apearme del tren tan solo con lo puesto.
Me preguntas por la estación de destino
sabiendo como sabes
que está prendida en mis ojos
aunque la providencia sea siempre
quien dicta la última palabra.