Gracias a todos por vuestra mirada.

viernes, 24 de junio de 2011

Al Olvido...

Se encomendó al olvido como quien encomienda su vida a Dios. Le confió sus noches en blanco  y sus sombras en negro. Se resignó a su viento furioso como se resignan las hojas de otoño a ser arrancadas de su tronco. Le permitió habitar su desolación tantos años habitada por el dolor del recuerdo. Le entregó su cuerpo para ser redimido de tantas caricias postergadas, de tantas nostalgias sinsentido,  de tanta añoranza por lo que fue, por lo que pudo haber sido.  Le autorizó penetrar en lo más recóndito de su alma a cambio de conceder un poco de sosiego a tanta desesperanza. Puso en sus manos su memoria insumisa para que hiciera con ella lo que le viniera en gana. Tirarla al fondo del océano, diseminar sus lágrimas, tenderla al sol de un desierto perdido, ahogarla en un pozo sin fondo, diseminarla por el aire, fundirla en el fuego. Le otorgó todos los derechos de autor a fondo perdido. Ahora se pregunta qué fue aquello que con tanto ahínco necesitó olvidar y no logra sino ver sombras prisioneras de su olvido.

viernes, 10 de junio de 2011

Inocencia

He perdido el rastro de mi inocencia. Ese halo candoroso que envolvía mi entusiasmo y me empujaba siempre un paso más allá de lo prohibido. Pasos inocentes que sin saberlo conducen al escepticismo, cuando no a la incredulidad de que existan otros mundos exentos de malicia. Hombres vestidos de blanco para disfrazar el negro de sus actos. Mundos oscuros, sórdidos de carne y hueso. Marrulleros con alma de tramposos. Asesinos de sueños. He perdido su rastro chocando mi alegría con copas de soberbia. Brindando por la amistad con amigos que no lo eran, puesta siempre la inocencia en la fe ciega del futuro. He perdido su dulce olor natural tras aromas elaborados con cuerpos perfectos, con playas salvajes que se extinguen, con mares transparentes mientras agonizan sus peces. Confieso que la he perdido mucho después de los quince. Ojalá fuera tan fácil reponer la inocencia como se repone un himen.