Gracias a todos por vuestra mirada.

lunes, 22 de febrero de 2021

Amapolas negras


 

Lleva cuidado con lo que sueñas, se puede cumplir

Oscar Wide

No estoy desaparecida,

Guardo silencio junto a mis penas y mis miedos,

con la herida reciente todavía

-como si reciente y eterna fueran la misma cosa-.

Estoy en el  silencio que sigue a la tormenta 

dando las gracias al dios del universo

por haberme devuelto a la tierra.

Y como a veces los deseos se cumplen,

heme aquí , con los pies  en el suelo,

despojada de todas mis pertenencias

sin la garantía, que dicen, te dan los años

y la experiencia.

Nada  se parece a lo que era entonces;

los árboles ya no son verdes,

ni crece la hierba en los campos,

ni corre el agua por los ríos

ni se ven pájaros en el cielo.

Las amapolas son negras

y el mar es ahora propiedad privada de alguien.

Por un momento, pensé que todo era un mal sueño,

una de esas pesadillas que se deshacen al despertar,

que volvería a respirar el aroma del rocío

y vería de nuevo salir  el sol por mi ventana.

Me pellizco las mejillas y me pregunto

porqué no elegí muerte.


lunes, 15 de febrero de 2021

Campo de trampas

 

Quisiera abrir los ojos y perseguir mis sueños

—si los tuviera—.

De veras que querría.


Cantarle a la luna tres verdades

y darme la vuelta luego,

como si nunca la hubiese visto antes.

De veras que querría.


Subir las escaleras de tres en tres

y retar a duelo a la vida.

Extender mi piel sobre la cama

y colgar mi corazón en una perch

si no supiera que es el atajo

que toman los cobardes.


Querría haber aprendido de mis errores

para no volver a caer en la misma trampa

ni en ninguna otra parecida.


Volver a casa después de la jornada

con el alma entera

y rezar a cualquier dios antes de dormirme

para que me proteja de los monstruos

que asustan a los niños

que no saben que son mayores.


De veras querría no haber tirado la toalla

y seguir creyendo que todavía

hay tiempo y oportunidad para redimirse

de tantos sueños incumplidos,

de tantas lunas baldías,

de tantas ventanas sin vistas,

de tantos campos minados de trampas.

De veras que querría.

domingo, 7 de febrero de 2021

San Valentín en tiempos de pandemia

                                                   El beso de Gustav Klimt

Debería existir el día del erotismo,

como existe el día de San Valentín,

o tal vez sean la misma cosa

con nombres diferentes. 

Corren malos tiempos para los amantes,

y sin embargo, rompo una lanza

a favor de todos los hombres y todas las mujeres

que dejan hueco al erotismo,

incluso en tiempos de pandemia.

Aquellos que no olvidan enviar un beso

cuando la distancia hace imposible

que se junten sus bocas.

Una lanza a favor de los que resisten

los envites de la vida,

y aun así, guardan una sonrisa

para casos de emergencia

—que es como decir “desesperación”—.

A favor de todos aquellos amantes

que todavía esperan que ocurra

el milagro de la vida;

los que a pesar de los finales

y los principios abortados,

todavía mantienen encendida

la libido del deseo a lo que aún parece posible.

No importa que no lo sea,

que te llamen romántica ingenua,

 o algo peor.

Que te adviertan que nadie en su sano juicio

espera un comienzo con un final

escrito de antemano.

Aquellos que celebran el erotismo

como parte indisoluble de su ser,

los que no renuncian al momento

en el que su piel, vuelva a resurgir

de entre las llamas del amor

mientras aún respiran.

viernes, 5 de febrero de 2021

Orgasmos sincronizados

 No están los tiempos para mucho erotismo, y quizá por ello, haya venido a mi memoria este poema.


Algunas noches, cuando el deseo

cruza el umbral que separa

la tierra de los cielos,

viene a la memoria de mis manos

el ritmo al que se movían tus caderas

con todos los sueños

galopando hacia el abismo.

Mis labios vuelven a ser entonces

los labios de una geisha,

entrenada para amar

sin condiciones ni contratos.

En el silencio de la noche

puedo oler el aroma de tu sexo

mientras mi boca se inunda de saliva

y el delirio de mis besos

recorre la distancia que separa

tu boca de mi boca.

El sonido de tus pasos llega desde lejos,

te cuelas a deshoras en mi cama,

y tus dedos de barro se hunden

en el fondo de mi vientre.

Moldeas a tu antojo las curvas de mi cuerpo

estrujas mis pechos, los aplastas

y vuelves a escupirlos.

Desgarro tu nombre entre gemidos,

y en ese relámpago de eternidad

donde el mundo se detiene,

invoco tus suspiros

para sincronizar nuestros orgasmos

mientras el placer me atraviesa

de lado a lado el corazón.