Gracias a todos por vuestra mirada.

jueves, 18 de noviembre de 2010

El color de mi sangre.

Llevo en la sangre la derrota
de la que otros fueron testigos
o herederos de la Historia.

Llevo en la sangre las palabras
que otros pronunciaron
al oído no nacido.

La tengo cargada de promesas
incumplidas, de sueños rotos,
de ilusiones que no eran mías.

Noto la espesura de su líquido
rojo, envenenando las venas
pálidas de mi cuerpo.

También llevo en la sangre
el olor a uvas convertidas en vino.
El esfuerzo diario al clarear el día,
el cansancio de lunas baldías
de lluvias inoportunas.

La tengo llena de grumos
que se arrastran por mi cuerpo
y colapsan mi aliento.

Sangre que huele a muertos
de guerras que no he luchado,
y sin embargo se siguen librando
en los hijos de los hijos.

A veces tengo ganas
de abrirme las venas de un tajo
para que la sangre fluya,
y extirpar con mis dedos
todos esos coágulos
que impiden que mi corazón
bombé al ritmo de la vida.

Extraer la sangre acumulada
de los siglos, y ver de qué color
es la sangre de mi cuerpo.

19 comentarios:

Galeón dijo...

Confieso que me hace ilusión ser hoy el primero de tu club de fans, aunque a veces pienso en dejarte respirar, no será esta vez.

Nadie puede escapar a su destino, puede decirse de muchas maneras (“del polvo vienes y en polvo te convertirás”), ni cambiar su sangre por otra, porque aún cuando te diera algo de la mía, se ameraría.

Tú jamás has sido baladí, ni te has dejado dominar por la abulia, más al contrario… fébril, tus palabras llenas de sentido nunca han estado despojadas de significado, pasean por el papel rasgando la piel y llamando a la sangre a la herida, pero conforman tu identidad, tu adn como escritora… desconocida y qué?, acaso se tiene más razón por decir las cosas más veces; paseas entre la gente, te cruzas a cada instante con nuevas caras, no conoces ninguna de ellas, ni tampoco ellos recordarán la tuya después de pasar por tu lado, pero tu identidad quedará protegida bajo el silencio bullicioso de la gran ciudad que te envuelve.

Si alguna vez te has sentido superflua, deja que ahora te invada una extraña y fresca sensación de libertad, que raye en la euforia... es ella, tu sangre, la que te acobarda y te enardece, la que te censura y embellece, eres tú misma, única e irrepetible.

Si notas una ligera brisa, soy yo que soplo con todas mis fuerzas desde este mercante, venido a gabarra, para que este sotavento te atraviese como a un paisaje abierto, silencioso y extenso: ssshhhsss……..

Miguel Ángel Yusta. dijo...

Perfecto, bellísimo...Un beso.

© José A. Socorro-Noray dijo...

¡Qué belleza!

Es cierto, el corazón casi siempre bombea a un ritmo diferente del resto de la vida. Quizás por ello se alumbren poesías tan inmensamente bellas como la tuya.


Un beso.

silvia zappia dijo...

somos
la sangre
de los otros
y los otros
y los otros
los anteriores
y
(tal vez)
de los posteriores

somos
laberíntica memoria
somos
ancestrales lobos

mil besos*

Jesús Arroyo dijo...

En dos palabras:
Mi preferido.
Un besín.

Marisa Peña dijo...

Carmen...ay, la sangre que mana, que fluye, que tira, que gime, que mana.
un beso mi niña

Unknown dijo...

Escribí un larguísimo comentario.
Lo acabo de borrar.
Es tanto lo que me despertó tu texto, que prefiero seguir pensando en ello antes de tirar palabras frívolas al aire.
Me sacudiste la sangre que estaba bastante estancada.
Volveré.

Susana Peiró dijo...

De una misteriosa forma, abriste esas venas. Usaste la palabra como escalpelo, y dejaste fluir sangre, dudas, dolor y vida.

Es imposible no sentir con Vos y tus trabajos.

Un abrazo Querida Amiga.

carmen jiménez dijo...

Mi querido Galeón: Ya sabes cuánto necesito ese soplo de aire desde sotavento o desde donde quiera que vayas o arribes. Me conformo con eso. De momento no necesito transfusión, bastante tengo con lo que tengo, aunque sé que no me la negarías.
No puedo añadir, no debo, añadir una palabra más a tus palabras escritas desde esa mirada tuya tan generosa conmigo.
Un besazo navegante.

Miguel Ángel: Ya sabes cuánto me gusta encontrarte, y más aún que encuentres la belleza entre mis versos.
Un beso grande amigo.

Noray: A veces el corazón bombea al mismo ritmo y entonces se produce el milagro más hermoso.
Gracias por tu mirada.
Un beso.

Rayuela: Qué laberintos tan infinitos, venidos desde mucho antes del ser y seguramente hasta más allá del no ser ni lobos ni hombres.
Besos mil*

Jesús: Espero poder seguir escribiendo con mi sangre otros versos que ocupen su lugar.
Un besazo maestro.

Marisa: ¡Cómo no pensar en ti cuando la sangre mana, fluye, tira, gime! Cómo no pensar en ti y en toda la sangre derramada.
Un beso enorme amgia mía.

Santi: Te mentiría si no dijera que me da mucha pena que borraras tu comentario, pero me alegra saber que de alguna manera sacudí tu sangre. Dudo mucho que puedas escribir palabras frívolas, pero sean las que sean las que este "poema" te arranquen serán bienvenidas.
Un placer volver a verte por aquí.
Un abrazo. Que sean dos.

Susana: Sentir el latido de los otros latiendo al mismo tiempo, hace que la sangre se renueve.
Gracias por sentir conmigo.
Un besazo compañera.

Elvira Daudet dijo...

Querida Carmen:

Desde el primer momento descubrí tu cualidad conmovedora; hoy sé que somos capítulos diferentes de la misma historia, gotas, rojas gotas de la misma sangre del corazón plural de una casta: el pueblo que sufre la historia.
Gracias por tu hermosa respuesta a mi viejo poema, cuando creía que la historía estaba cambiando. Besos
Elvira

Elvira Daudet dijo...

Querida Carmen:

Desde el primer momento descubrí tu cualidad conmovedora; hoy sé que somos capítulos diferentes de la misma historia, gotas, rojas gotas de la misma sangre del corazón plural de una casta: el pueblo que sufre la historia.
Gracias por tu hermosa respuesta a mi viejo poema, cuando creía que la historía estaba cambiando. Besos
Elvira

Anónimo dijo...

Cuántas cosas portamos en la sangre. De década en década, de siglo en siglo. La memoria verdadera es ésa. En ella estamos todos contenidos. Como decía Atahualpa: "Con nosotros nuestros muertos p'a que naide quede atrás"

Muy bueno, este texto y el anterior.

Besos, mi amiga.

carmen jiménez dijo...

Elvira: "...Capítulos diferentes de la misma historia..." Pensando sobre el color de mi sangre, he llegado a la conclusión de que es roja. No puede ser de otro color. Al fin y al cabo todos tenemos ilusiones, sueños, promesas...por cumplir.
Un placer siempre encontrarte en cualquier lugar.
Un abrazo...

Pepe: Ciertamente en ella estamos todos contenidos. No seré yo quien deje atrás ni a los muertos ni a los vivos.
Un abrazo grande.

Arturo dijo...

Joooooder.... solo digo eso no me sale nada mas y ya me conoces.
Un beso.

Camarandante dijo...

desangrarse es, tal vez, el final del camino...
algún día veremos su verdadero color?

Beso, poetisa herida.

carmen jiménez dijo...

Arturo precioso: Porque te conozco, te doy las graaaaacias.
Te sigo.
Un besazo.

Enrique: Algún día...De momento conformémonos con ver el resto de los colores que existen por el mundo y que tu sabes plasmar tan bien con tu objetivo.
Un abrazo, viajero.

Mayte S. dijo...

Sensaciones entendibles que en trasmite tu poética.

Grato leerte.

Con carño, esencia.

Luisa Arellano dijo...

Tus palabras son el escalpelo que deja fluir la sangre, para que se aireen las verdades, las dudas, los sufrimientos... los silencios.

Es un placer estar de nuevo por aquí, Carmen.

Un besote, amiga.

Jorge Torres Daudet dijo...

Pues, no lo dudes, Carmen, de rojo, de rojo pasión, y desbordante poesía.
Besos.