ni escribo pensando que el mundo me leerá.
Escribo por necesidad,
por tomar una bocanada más de oxígeno
y no morir de inanición.
Escribo para saber que en algún rincón
sigo estando viva aunque mis palabras
no puedan conmover al silencio ni a la soledad
que me habita desde que tengo uso de razón.
Igual las escribo y las echo a volar
con la intención de curarme algún día
de los males que me acechan.
Pero el afamado tiempo, ese que dicen
que pone a cada uno en su lugar,
parece que hubiera olvidado dónde dejó mi cuerpo
y pasa por delante de mi casa si llamar siquiera a la puerta.
Mientras espero lo que no llegará
-porque siempre esperamos más del futuro
de lo que el futuro está dispuesto a dar-
escribo palabras para sobrevivir,
o tal vez para morir lentamente entre sus versos
mientras el tiempo se ríe de mí en mi cara.
1 comentario:
Muy bonito.
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