Gracias a todos por vuestra mirada.

martes, 9 de agosto de 2011

Estambul

No creí que fuera posible. No lo creí. No lo creí cuando la luna llena se llenó de nada, y la luna nueva se llenó de sombras. No lo creí cuando el silencio se convirtió en un estruendo en mi cerebro, y las voces de afuera en ecos del pasado retumbando en el mañana. No lo creí cuando mis ojos se apagaron, ni cuando mi piel comenzó a temblar de miedo. Ni cuando los días se convirtieron en años. Ni aún cuando me lo dijeron los mismos que sufrieron el mismo dolor del mismo lado. No lo creí cuando esbozaba una sonrisa y me dolía el músculo del alma. Ni siquiera lo creí cuando se acabaron todas mis lágrimas. Y luego nada. Una nube envolviendo los días venideros, una tela de araña tejiendo recuerdos, una lluvia fina calando los huesos, deshaciéndolos por dentro. Y allá a lo lejos, como en el poema del Gran Capitán, allá a los lejos “Estambul”, y una luz de esperanza intentando atravesar las nubes, las telas de araña, la lluvia, la nada.

16 comentarios:

Juanma dijo...

Extraordinaria e íntima como siempre, querida Carmen. Esa luna nueva llena de sombras es conmovedora.

Besos.

La Solateras dijo...

Un precioso y conmovedor texto, Carmen.

Aunque este no es el espacio adecuado, te pregunto ¿cuántos ejemplares de la antología quieres?

Un abrazo

La Solateras dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
isa dijo...

Todo eso es lo que produce la pérdida de quién y o lo que más queremos y porner a çestambul como la luz de esperanza del futuro mas inediado me parece muy poético, mi Estabul no rellució con la intensidad esperada pero no dejo que se apage, espero que el tuyo no solo no se apage sino que reluzca mas que el sol como dice otro poema y voy mas allá que encienda e ilumine de nuevo esos ojos apagados, Tu estilo (no entiendo mucho de poesia) pero conmovedor. Isa

Jesús Arroyo dijo...

Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza 20
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Un beso.

silvia zappia dijo...

yo tampoco lo creí...

tus relatos son poesía, delicia,caricia y dolor.

mil besos*

FLACA dijo...

Alguna vez me he sentido así. Jamás pude encontrar las palabras ni para expresármelo a mí misma.
Las tuyas son las justas, ni una más ni una menos;las imágenes son parcas y precisas y cada frase cae como latigazo.
Estambul significa muchas cosas; por suerte hay quien ha podido llegar allí.
Abrazo fuerte, amiga.

LSz. dijo...

No, no lo creyó.

carmen jiménez dijo...

Juanma: Qué bueno reanudar las letras! Es como reanudar la vida. Besos.

Ana: Me conmueve que te conmueva. Cualquier espacio es bueno..Gracias por el aviso. Ya te respondo en tu correo.
Besos todavía de mar.

Isa: Lo que me resulta conmovedor es ver tu mirada azul puesta en ese Estambul que tú conociste un día y que todavía parpadea en tu corazón. Gracias por compartir tu mirada siempre conmigo.
Mil besos. Nos vemos prontito.

Jesús: Agradezco estos versos llenos de fe. Gracias por ellos y feliz verano, lo que va quedando de él.

Rayuela: La poesía encierra en sí misma esa unión de dolor y de alivio. ¡Qué sería de nosotras sin ella!
Mil besos*

Flaca: Cada vez que nuestras miradas se cruzan es como sentir esa mano amiga en el hombro. Yo nunca he estado en Estambul, todavía, pero espero navegar en la dirección adecuada. Ya veremos si me aparece al frente como en la "canción del pirata", o tengo que girar el timón.
Otro gran abrazo para ti.

Felipe: Pues ya vez, por increíbles que parezcan algunas cosas, ocurren.
Un beso de verano todavía.

Laura Caro Pardo dijo...

La luz se hará. El que la sigue, la consigue...
Es un escrito lleno de dolor y de sensibilidad, Carmen y, al tiempo, bellísimo.
Un abrazo enorme, amiga.

Anónimo dijo...

Mi hermosa Estambul, Carmen!
Le sigo y le admiro con respeto.
#Ifollow

Exquisito!

Galeón dijo...

Eme aquí, faltando nuevamente a mi palabra.

Es una defensa casi orgánica esa incredulidad manifiesta ante lo que nos acongoja, lo que nos hace simples hojas a la voluntad del viento, frágiles y fuertes como la tela de araña nos acostumbramos a utilizar esa defensa contra el mundo que nos rodea, caminamos como mulos con orejeras, porque a veces sería difícil caminar de otra forma, y nos hacemos fuertes en nuestras convicciones, pero cuando se viola la placenta y hay que aplicar estos criterios a lo íntimo, nos resistimos a creer que pueda habernos ocurrido. Querida Turca Apasionada, como en aquella película a la que revuelvo el título, un simple roce de piel o su ausencia, puede hacer que toda una vida se tambaleé, pero aún cuando solo queda el tallo, éste no conoce otro camino que intentar abrirse pasó entre las piedras para buscar la luz.

Suerte.

Rochies dijo...

las imagenes de la luna me atraparon, y no me equivoqué al continuar. Preciosas sus letras...

doble visión dijo...

hermoso texto... bien logrado, con una idea central que avanza hacia las orillas de una ciudad siempre lejana... y llega navegando suave en la espuma de las olas... Siempre hay un mañana y en él la certeza de que tal vez algo va a suceder... por eso se sueña aunque a veces al despertar no se halla alcanzado el puerto deseado. En ese caso, lo que hacemos es echarnos otra vez a la mar... y así es la vida.

besos

Miguel Ángel Yusta. dijo...

¡Brava...!

carmen jiménez dijo...

Laura preciosa: Yo creo que tras la tristeza late la esperanza irremediable, como si se protegiera de sí misma.
¡Qué ganitas de verte amiga!

Manuel: Bienvenido a este rincón de palabras. Bienvenida tu mirada, porque en cada mirada subyace la alegría íntima de saber que son muchos los corazones que laten a un tiempo.
Te visitaré.
Saludos.

Mi fiel Galeón: Sigue faltando a tu palabra por favor, que mi tallo seguirá abriéndose paso entre las piedras, pero se agradecen y mucho, las lucecitas en ese camino hacia el nuevo sol.
Fue un placer sentir el viento resguardada en tu palabra.
Un beso.

Rochitas: Encontrar tu mirada entre luna y luna es siempre motivo de alegría.
Un abrazo cósmico.

Marcelo: Mentiría si no dijera que tengo ganas de llegar a puerto después de tanto tiempo oteando ese horizonte siempre lejano...
Gracias por tu doble mirada.
Un beso.

Miguel Ángel: ¡Gracias maestro!
Besos.