Gracias a todos por vuestra mirada.

sábado, 23 de mayo de 2020

De más a menos


He amanecido con los ojos vacíos
de sol y de mar,
de cielos azules que me hicieron creer
que era posible alcanzar la victoria.
Vacíos de la última esperanza verde
que albergaba la tierra.
He amanecido con la boca seca
de tanto gritar justicia y libertad,
y las manos rotas de tanto aplaudir a los héroes
que dieron su vida sin pedir otra.
Mi cuerpo ya no resiste más inclemencias
ni más traiciones a la patria
que es como decir a mí misma
y a mis semejantes.
Siento que ha caído la espada de Damocles
sobre mi espalda,
que me ha vencido la brutalidad de los hombres
que se esconden tras una bandera de trapo
para cubrir sus vergüenzas
y el egoísmo propio
que deja desamparados a los pobres,
que también son hombres,
y niños y mujeres
que ya no tienen con qué cubrir su dignidad.
Hoy ha muerto mi corazón ingenuo y torpe
que latía al son de los que se enfrentan al mundo
como si pudieran ganar una guerra
perdida ya de antemano.
Hoy, que por fin el silencio puede hablar
yo ya no tengo nada que decir.
Mis ojos están huecos,
mi boca seca,
mis manos rotas
y mi corazón muerto.

2 comentarios:

Francisco Espada dijo...

No quiero olvidar nunca estos versos, así que los copio y, como tengo ya poca capacidad memorística, los guardo con celo, como masa madre que inspire futuros poemas:
"Hoy, que por fin el silencio puede hablar
yo ya no tengo nada que decir.
Mis ojos están huecos,
mi boca seca,
mis manos rotas
y mi corazón muerto."

carmen jiménez dijo...

Mi querido Paco, no podían estar en mejores manos esos versos.
Gracias por ese corazón tan grande.