Quisiera abrir los ojos y perseguir mis sueños
—si los tuviera—.
De veras que querría.
Cantarle a la luna tres verdades
y darme la vuelta luego,
como si nunca la hubiese visto antes.
De veras que querría.
Subir las escaleras de tres en tres
y retar a duelo a la vida.
Extender mi piel sobre la cama
y colgar mi corazón en una perch
si no supiera que es el atajo
que toman los cobardes.
Querría haber aprendido de mis errores
para no volver a caer en la misma trampa
ni en ninguna otra parecida.
Volver a casa después de la jornada
con el alma entera
y rezar a cualquier dios antes de dormirme
para que me proteja de los monstruos
que asustan a los niños
que no saben que son mayores.
De veras querría no haber tirado la toalla
y seguir creyendo que todavía
hay tiempo y oportunidad para redimirse
de tantos sueños incumplidos,
de tantas lunas baldías,
de tantas ventanas sin vistas,
de tantos campos minados de trampas.
De veras que querría.
2 comentarios:
Querría, de veras que quería, escuchar de tus labios que te has superado, que ya no necesitas colgar tu corazón en una percha ni extender tu piel fuera de tu figura. Querría darte y beso y que notases cómo te comprendo, cómo asumo tus quebrantos y hago con ellos un cigarrillo que nos fumamos a medias.
Un beso.
Y yo de veras que agradezco tu compañía siempre, y tus palabras de aliento.
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